La vida ha cambiado mucho para mí en los últimos 28 años que llevo viviendo con diabetes tipo 1. Antes de que me diagnosticaran la diabetes con tan solo 12 años, recuerdo haber experimentado algunos síntomas comunes, como pérdida de peso y sed extrema. También tuve que lidiar con algunos problemas relacionados con los ojos: conjuntivitis grave y dificultad para ver determinados colores, como cuando mi profesora escribía en rojo y verde en la pizarra de la escuela. Sin embargo, una vez que me diagnosticaron la diabetes y comencé a tomar insulina, mis problemas oculares remitieron rápidamente. A partir de entonces, nunca tuve que usar anteojos ni lentes de contacto y no experimenté ningún problema relacionado con los ojos, hasta muchos años después, cuando un estornudo cambió mi vida.
En 2021, a los 39 años, estornudé mientras leía y de repente noté que me aparecía una enorme mancha negra en la parte delantera del ojo izquierdo. Después de hablarlo con mi esposa, me instó a ir al oculista para que me lo revisara. El primer médico al que fui pensó que podría haberme desprendido la retina y me remitió a un especialista en retina. Luego, después de pasar por una serie de pruebas, el especialista en retina me dijo que tenía retinopatía diabética. En ese momento pensé: "Tengo 39 años, ¿no soy demasiado joven para tener retinopatía diabética?" Aparentemente no.
En esa cita, mi médico me dijo dos cosas que tenía que hacer si quería conservar mi visión: asistir a los tratamientos de forma constante y mantener mis niveles de A1C por debajo de 7. Mi médico me explicó que si optaba por no cuidar mi salud, no tendría que preocuparme por el tratamiento y simplemente me quedaría ciega. ¡Esa fue la llamada de atención que necesitaba para hacer de mi diabetes y mi salud ocular una verdadera prioridad! Desde entonces, he superado con éxito todos mis tratamientos y he mantenido de forma constante un nivel de A1C por debajo de 7.
Una cosa que quiero decirles a quienes actualmente viven con diabetes o prediabetes es esto: sé que controlar la enfermedad no es divertido ni fácil, pero deben hacerlo. Háganlo por ustedes mismos y por sus seres queridos. Si realmente priorizan el control de su diabetes o toman las medidas necesarias para prevenirla, a largo plazo evitarán complicaciones adicionales que no ven venir.