Mi experiencia con la diabetes tipo 1 comenzó cuando tenía 6 años, es decir, hace 56 años. Era la época en la que utilizábamos jeringas de vidrio, cinta adhesiva, solución Benedict e insulinas de carne de res y de cerdo impuras.
Fui criado por un padre soltero y, aunque a veces fue difícil, me alentaron a hacer todo lo que quería (practicar deportes, ir a la universidad, hacer un posgrado, escalar el AT y ahora... escalar montañas).
Ahora que me he retirado de la práctica de farmacia en un entorno clínico, tengo tiempo para hacer mochilerismo y montañismo. Estoy terminando de escalar 50 puntos altos estatales, siendo Denali el último que me queda por hacer.
Puedo decir sinceramente que la diabetes nunca me ha impedido hacer nada.